El duelo de la infertilidad
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Esto es lo que vas a leer en esta entrada:
¿Qué hacer cuando falla el sistema atribucional?
Verse arrastrado por un tsunami llamado infertilidad no es fácil. En el momento en el que decides poner toda la carne en el asador porque consideras que no hay otra opción que conseguirlo si o si, y no ves resultados satisfactorios es motivo más que suficiente para desmoronarse. En mi caso, después de tres tratamientos infructuosos de fecundación in vitro y un aborto bioquímico, me sumergí en un pequeño cuadro de depresión del que me estaba costando salir. Básicamente empezaba a nadar contra corriente en un momento en el que empezaban a aparecer los calambres y el agotamiento.
En casi 7 meses han sido muchas las cosas las que se nos han juntado, sobre todo las relacionadas con la infertilidad. Al hallarnos en un continuo duelo en el que no dejaban de aparecer nuevos contratiempos, hacía que poco a poco las fuerzas se fueran mermando, por lo que se hacía cuesta arriba iniciar cualquier tipo de tratamiento. Y si queríamos seguir avanzando había que hacer algo nuevo, recurrir a otro profesional especializado en el área emocional. Y fue en ese momento en el que conocimos a la psicóloga de nuestra clínica.
Se trataba de una mujer encantadora con todo un gran desparpajo andaluz digno de señalar. Nos hizo comprender las raíces de nuestro dolor y que, a pesar de que a la sociedad le costase legitimar nuestro dolor, éste estaba más que justificado. Tenemos un continuo duelo al que hacer frente y eso lo que necesita es tiempo o como ella nos decía un periodo de adaptabilidad.
Intentaré explicaros en que consiste ese dolor:
En nuestra sociedad el ser humano funciona de una manera concreta. Trabajamos con una serie de valores y dogmas, entre ellos el sistema atribucional. Por inercia, cuando queremos algo en esta vida actuamos de una forma concreta. Tenemos asimiliado que para conseguir lo que queremos tan solo hacen falta dos cosas: sacrificio y recursos.
Por ejemplo, quiero un coche. Se que para ello necesito tener carnet. Por lo que estudio y me preparo para obtener la licencia. Pago la tasa correspondiente, dedico las horas necesarias, estudio y practico… y tengo la licencia. Por otro lado, quiero ese coche… ¿qué necesito además del carnet? ¿dinero? ¿cómo se obtiene?… Trabajo.
Otro ejemplo. Sacarme la carrera. Esto es obvio. Estudiar, estudiar y estudiar. Para ello, horas, horas y horas… Y al final, objetivo cumplido.
En nuestro caso, en cuanto hemos ido a por el bebé, nuestro sistema ha fallado. Hemos aplicado nuestros recursos y hemos sacrificado diferentes áreas de nuestra vida y, aún así, la cigüeña ni se ha asomado para al menos indicarnos un “para cuando” ¿Como no desmoronarse si nuestro sistema de valores y de configuración falla? Así como se aplicaría el sistema atribucional en nuestro caso:
Quiero un bebé ⇒ Se soluciona con sexo
No llega, pero quiero un bebé ⇒ Más sexo y en días concretos
Sigue sin llegar, pero yo sigo queriendo un bebé ⇒ Más sexo y alguna ayudita química (varillas ovulación por ejemplo)
Y que no llega… ⇒ Hablas con el doctor y haces un tratamiento, dos o los que hagan falta
Mira que he hecho varios TRA y el bebé sigue sin llegar ⇒
¡Fallo de sistema!
DESCUBRIMOS que El sistema atribucional no funciona
Una vez que nuestro sistema atribucional falla, como es en este caso, entramos en un periodo de crisis emocional para el que es necesario adaptarse. Es lo que se conoce como el duelo. Y para ello, cada uno tenemos nuestro tiempo. En el caso de la perdida de un familiar, ese dolor está legitimado por la sociedad, por lo que, según las convenciones sociales, se entiende que la persona puede necesitar un intervalo de tiempo de entre 6 meses y un año. Pero en nuestro caso el dolor no está legitimado, o sea, que no es comprendido por el entorno social. Nuestra familia y amigos, con todo su amor, no quiere vernos sufrir por lo que, de una forma indirecta y sin querer, nos exigen que estemos bien prácticamente desde el minuto 1 o 2 del acontecimiento. Por lo que, de alguna manera, nos hacen sentir más incomprendidos ya que parece ser que el dolor es infravalorado tras no ser legitimado. Pero ciertamente, éste es muy real y está más que justificado.

Otro aspecto a tener en cuenta es la Rueda de la Vida. Como si se tratara de una tarta, en cada una de sus porciones se encuentran los elementos que, de forma equilibrada, pueden ayudarnos a alcanzar la felicidad. Estos elementos son la familia, los amigos, la pareja, ocio, trabajo, dinero, etc. En el momento en el que se busca algo, en nuestro caso el bebé, y se invaden las demás áreas debido a su dificultad, indica que estamos utilizando los recursos necesarios para otras cosas en una misión concreta. A priori no ocurre nada, pero en el momento que nuestro proyecto falla, la sensación de vació será tan grande como el área invadida. Lo ideal sería encontrar el equilibrio perfecto para que esta tarta no se viera afectada, pero desde luego ¡A mi me está costando!
¿Tú qué opinas? ¿Cual es tu método para sobrevivir a estos periodos de crisis?
He realizado una infografía interactiva en la que se puede visualizar los elementos de la tarta y qué ocurre cuando uno de estos invaden al resto. Espero que te guste 😉
Muy interesante el post. Es curioso como en internet podemos encontrar muchísima información sobre medicamentos y tratamientos en reproducción asistida pero muy pocas cosas de digamos “recursos psicológicos paras afrontarlo”.
Yo también tras dura lucha, aún infructuosa, he tenido que ir a la psicóloga para no terminar con crisis de ansiedad o con una depresión. Mi psicóloga siempre dice que claro vivimos en una época en la que controlamos todo y nos acostumbramos a que todo sea cuando y cómo queremos y claro, tener un hijo no se puede controlar así. Es lo q comentas del sistema atribucional.
Así que nada, habrá que esforzarse en que nuestra vida no gire sólo entorno a la maternidad, porque la verdad es que hay muchas más cosas.
Cuanta razón! Estamos acostumbrados a la inmediatez que nos dicta nuestra sociedad y cuando nos vemos afectados por la infertilidad nos damos de bruces contra un muro infranqueable. Es difícil mirar más allá de unestro objetivo, porque como es lo que más deseamos aunamos todas nuestras fuerzas aunque al final eso sea lo que mas daño termina haciéndonos. Ojalá pueda encontrar ese equilibrio, pero es tan difícil.