Mi embarazo bioquímico

Impactos: 778

Lo que fue y no pudo ser…

Dentro de poco empiezo mi tratamiento por ovodonación y antes quería escribir esta entrada hablando de lo que significó para mi ese embarazo bioquímico que experimenté hace unos meses. Hablar de esto resulta doloroso pero necesito sacarlo fuera para que, de alguna manera, poder decir adiós a esta etapa de mi vida y abrirme a lo que esté por venir, tanto lo bueno como lo malo (espero que más de lo primero). Mi experiencia en los tratamientos de FIV ha sido muy frustante y dolorosa, y mi doctora me recomendó que intentara quedarme con la idea de que gracias a ello sabíamos algo, el hecho de que “puedo quedarme embarazada“. Con el tiempo esta afirmación empiezas a verla como lo que realmente es, pero eso no quita que hay momentos en lo que lo miras con cierta tristeza. Y no… no es fácil saber que estas embarazada y al rato dejar de estarlo. Duele mucho, y más cuando llevas tanto tiempo esperando ese momento y, sobre todo, cuando ese nuevo revés viene de golpe y sin previo aviso.

Mi tratamiento, debido a mi bajísima respuesta, consistió en la acumulación de ovocitos hasta que, tras tres ciclos, pudimos aglutinar cuatro óvulos maduros. Uno se perdió en la desvitrificación, por lo que hicieron una ICSI con los tres restantes. Al día siguiente estaba muy nerviosa, tenía solo tres posibilidades para poder ser madre, estaba justita pero me agarré a un clavo ardiendo y mi mente se cerró en la idea de que nada podía salir mal. En cuando recibí la llamada y me dijeron que habían fecundado dos, caí al suelo de rodillas, y empecé a implorar (aún no se a quien) para que por favor velase por ellos, porque eran mis pequeños y porque los quería y necesitaba en mi vida. El día de la transferencia solo quedaba uno de ellos, al que decidí bautizar como Junior

¿Os acordáis de esa película Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito en la que cogen un único óvulo llamado Junior y una vez fecundado lo gestan dentro del cuerpo de un hombre?… Aunque sea ciencia ficción, si un único ovulo en esas circunstancias llega a convertirse en un lindo bebé… ¿Por qué no iba a pasar lo mismo con mi pequeñín? Por eso lo llamé así, Junior…

Junior se catalogó como un embrión de calidad A con un 0% de fragmentación. Mi doctora estaba muy entusiasmada e incluso con una sonrisa me dijo: “Tranquila, muchos embarazos salen adelante con estas circunstancias“. Sinceramente, de allí salí fui contenta y esperanzada.  Desde el momento en que llegué a casa el día de la transferencia no hice otra cosa que hablarle, cantarle, e incluso le hacía un pequeño “Chantaje emocional” contándole todas las cosas buenas que le aguardaban si al final decidía quedarse con nosotros. Quise creer en él y en mi misma, y al final Junior optó por quedarse. Una beta de 86,40 así me lo confirmó.

Ese día hubo lágrimas, sonrisas, llamadas… ¡Todo era felicidad! Durante la ecoespera hice cosas tan sencillas como instalarme una aplicación sobre el embarazo en el móvil, hacerme con el deseado libro “Qué esperar cuando se está esperando“, cambié mi alimentación, me miraba los posibles cambios en mi cuerpo, etc. (todas las cosas que llevaba años esperando para poder hacer). Todos los días hacía mi ritual para confirmar que no empezaba a manchar por miedo a que la regla apareciese indicándome que lo que estaba viviendo era un sueño… y no, la regla había desaparecido.




Y por fin llegó el día de la primera ecografía, íbamos a ver a Junior. Estaba entusiasmada. Mi doctora tenia una sonrisa y me miró en plan, “Ha costado, pero lo tenemos hecho“. En cuanto empezó con la exploración ecográfica esa sonrisa desapareció. Empezó a buscar y no se veía nada. Insistió y Junior seguía sin aparecer… Su cara era un poema y la mía… ¡Imaginaros! En cuanto me levanté para ir al pequeño vestuario de la consulta para cambiarme, no se me olvidará como con una pequeña sonrisa forzada me dijo “No te va lo fácil“… Aunque ella sabía lo que eso significaba, no me quiso dar el mazazo en ese momento. Me comentó que tenía que repetirme la beta para confirmar de nuevo el embarazo, además de darnos las tres posibles opciones de porque no se veía nada:

  • Que a lo mejor era muy pronto para dejarse ver.
  • Que se hubiera desplazado a las trompas por lo que sería un ectópico.
  • Y que se hubiera parado siendo así un aborto bioquímico.

Aunque intentó calmarme hasta al menos el momento de tener los resultados, de poco sirvió. Pude contener las lágrimas, pero por dentro estaba llorando a horrores ¡Era obvio lo que estaba pasando!… Desde que me hicieron la analítica tardaron unos 40 minutos, creo recordar, en llamarme. Ese tiempo de espera fue criminal. Quería llorar pero no podía, me negaba a creer que Junior no pudiera estar ahí. Mi pequeño había decidido quedarse ¿por qué iba a querer irse ahora? NO, NO NO… ¡Eso no podía ser!… Pero en cuanto la enfermera me dijo por teléfono que la beta había negativizado alcanzando el nivel de 5, sentí el mundo pararse y el dolor resultó desgarrador. Ya si que lloré, y por más que lloraba no terminaba de llorar. Era insufrible. Esa noche no dormí nada y al día siguiente tampoco quería levantarme de la cama… Sabía que estas cosas pasaban pero cuanto te toca a ti…. pfffff. En cuanto dejé la progesterona empecé a sangrar de inmediato y ya en ese momento sabía que el se iba, para siempre (digo él, porque mi corazón me dijo que era un niño).

A partir de ese momento empezó el gran duelo de mi vida… Un gran bache del que me costó salir, pero como con todo en esta vida, el tiempo te recompone y te da las fuerzas que necesitas para seguir hacia delante y mirar al futuro. He de reconocer que, aunque me siento mejor, esto me sigue doliendo y a medida que os hablo de esta etapa de mi vida se me siguen saltando las lágrimas (de hecho, me he emocionado escribiendo esta entrada).

No es fácil escribir esto, pero se que me entendéis por que habéis vivido experiencias muy similares, por eso me resulta reconfortante abriros mi corazón y contaros todo el dolor que he experimentado en este camino. Se que el tiempo ha pasado, pero necesitaba contar esto aquí, para que de alguna manera hacer un homenaje a mi pequeñín, a ese sueño “que fue y no pudo ser” y decir adiós a esta etapa de mi vida. Esta entrada debía ser escrita antes de empezar mi nuevo camino porque a partir de ahora me toca mirar hacia delante, hacia el futuro que está por venir y hacerlo con todo el optimismo y energía positiva que sea capaz de recopilar. Nunca olvidaré a Junior, fue mi gran esperanza en el terreno reproductivo de las FIV, y sino fue era porque no podía ser, porque a lo mejor ese no era mi destino. Pero me llevo algo grande, durante unos días experimenté la magia del embarazo, el saber que ya eres madre, y que siempre lo serás.

Mi futuro está por venir… y a lo mejor la Ovodonación es mi viaje personal que me llevará hacia mi destino, hacia mis Zipy y Zape…

 

¡Ojalá pueda decir en un futuro:

Este es mi sueño cumplido, un sueño que es y será“!

 

Aquí os dejo esta canción de Maná que le dedicaba a Junior en el momento en el que me despedí de él…

Un fuerte abrazo compañe@s

 

Si te gusta lo que lees, compártelo en tus redes sociales.
¡Qué se entere todo el mundo!

5 comentarios en “Mi embarazo bioquímico

  • el 26 febrero, 2016 a las 4:51 pm
    Permalink

    hay que mirar adelante guapa, claro que si. Zipi y Zape llegaran en breve y tu sueño será realidad. Animo y a por el OVOCICLO. Empiezas ya!!!!!! Mucha suerte!!

    Respuesta
  • el 26 febrero, 2016 a las 6:44 pm
    Permalink

    Creo que la idea de dejar brotar este post ha sido una buena terapia para, como tú bien dices, dejar atrás una etapa y empezar la siguiente con una sonrisa. Te deseo todo lo mejor corazón!

    Respuesta
  • el 26 febrero, 2016 a las 9:45 pm
    Permalink

    Mi niña preciosa, qué dolor tan grande, nadie debería sentir ese dolor nunca y mucho menos una infértil…
    Me parece una terapia muy acertada expresar todo lo vivido antes de llenarte de fuerza y esperanza para el que espero y deseo sea el último tratamiento que te llene de felicidad y empiece a curar definitivamente las heridas.

    Te mando un beso enorme.

    Respuesta
  • el 18 marzo, 2016 a las 1:48 pm
    Permalink

    Ay…has conseguido emocionarme
    Conseguir embarazo después de años de tratamientos es un subidón grandioso, pero perdelo, cuando aún estás en plena euforia, es una grandísima p..ada.
    Yo soy de ese “club”, y por partida doble (uno perdido por hematoma y otro saco vacío), y tres años después me siguen doliendo las fechas clave. No sé si podré ni querré dejar de recordarlas, pero sé que es doloroso.
    Intento encontrar el lado bueno de la vida, pero está muy escondido, y sigo sin verlo.
    En mi caso, ya hemos (él más bien) descartado ser padres, así que no me queda otra que intentar llenar ese vacío
    Este tratamiento tuyo, que va a ser el último que necesites, (por que sí, vas a quedarte embarazada), tómatelo con alegría, ilusiónate por cada día que pase, y sobre todo, sé felíz!!

    Respuesta
    • el 28 marzo, 2016 a las 6:18 pm
      Permalink

      Cielo, me ha emocionado mucho leerte. Siento mucho que hayas experimentado este gran dolor dos veces… Una no termina de recomponerse y estas cosas, como dices no se olvidan… Ni la frustración, ni los negativos, ni las pérdidas… Nada. Imagino que el tiempo es el mejor aliado para ayudarnos a curar la heridas y hacernos ver ese lado bueno de las cosas que tan escondido está. Me apena leer que no hay un final feliz en vuestra historia… EL vacío en algún momento se llenará y poco a poco iremos viendo la luz.

      Yo tengo mucha fe depositada en este tratamiento. Aun no estoy preparada para valorar oras opciones y quiero creer que todo va a ir bien.

      Un besazo bonita.

      Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *